RECONSTRUCCIÓN DE LA ERMITA DESAPARECIDA DE SAN BARTOLOMÉ-SAN MARCOS
La ermita de San Bartolomé, de Torralba de Calatrava, que a partir de 1580 comienza a denominarse también de San Marcos, es un ejemplo de la expresión material de la religiosidad popular. Esta religiosidad, de carácter eminentemente práctico, busca la protección contra la peste (San Bartolomé) y contra la plaga de langosta (San Marcos) mediante la intercesión de estos santos.
Partiendo del análisis documental y de las características constructivas (técnicas, materiales, metrología de los elementos, búsqueda de paralelos en la zona, etc.) se ha pretendido localizar y reconstruir planimétrica y volumétricamente este santuario olvidado de Torralba de Calatrava con el fin de aproximarnos a su aspecto original.
La tipología constructiva, mediante tapias es el tipo de aparejo que ha sido denominado por algunos autores como “estilo mudéjar manchego” (MALDONADO Y COCAT, 1982: 82).
Localización
Pese a no haberse conservado vestigio alguno de la ermita de San Bartolomé, su localización es clara gracias a la documentación: “Y por lo respectivo a la de San Bartolomé y San Marcos que es toda una y se halla situada a cerca de media legua de esta población” (A.H.T.,caja 1930: 1772).En otro documento se dice “que esta del otro lado del monte de los Parrales a la mano izquierda del camino que llaman del Stto antes de llegar a las olivas en un alto” (A.H.T., caja 1931: 1774).
Aunque en la actualidad se ha borrado cualquier rastro de su existencia, el topónimo del cerro de San Marcos perdura en la actualidad, así como el del camino del Santo.
Por su ubicación, la ermita de San Bartolomé podría responder a alguna continuidad de tradiciones anteriores, pues se situaba en lo alto de un cerro de origen volcánico, y en él se han hallado restos desde la Edad del Hierro. Sin embargo, no tenemos ningún indicio en este sentido.
La ermita original
Desconocemos la fecha de construcción de la ermita de San Bartolomé, ya que la primera referencia procede de una visita general en 1502, ordenándose que el dinero que se recibiese se gastase en el “reparo e obra” de la ermita y en las demás actividades de la cofradía. Por tanto, debió de construirse con antelación a esta fecha. En 1554, los visitadores hallaron la ermita “buena y bien reparada y el altar decente”. En 1577 la ermita estaba, a juicio de los visitadores, razonablemente tratada, aunque tenían que arreglar las tiseras de la techumbre, porque estaban desclavadas y el tejado podía hundirse (SÁNCHEZ DE LEÓN ÁLVAREZ, 2010: 20-25). Ya en 1594, los visitadores encuentran la ermita en malas condiciones: “la qual hallamos muy mal tratada y que se llueve toda de tal manera que si no se remedia se vendrá algún día por lo suso dho y por estar agobiada hacia abaxo por tanto mandamos a los dos oficiales que cobren el alcance ffo a Juan Díaz con el qual adecenta la dha hermita destejandola toda ella y tornándola a cubrir de nuevo…”(A.H.T., caja 1931:1594).
En los años posteriores se desmantela la ermita, vendiéndose algunos de los materiales procedentes del derribo.
Los datos de que disponemos sobre esta ermita primigenia son muy escasos, por lo que no nos permiten conocer detalles sobre su aspecto para su reconstrucción. Así, trataremos de reconstruir la ermita que se construye algunos después, a inicios del siglo XVII, sobre los restos de la anterior, según parece, conservando las trazas originales.
La ermita del siglo XVII
En 1600 los cofrades “acordaron que la hermita de señor san Bartolomé que de presente esta cayda se haga toda de nuebo desde los cimientos de la largura que tinie y de ancho de veinte y dos pies con su cimiento de vara y media en alto y tres tapias enaceradas con sus rafas de ladrillo y esquinas” (A.H.T., caja 1931). Y un año más tarde, en 1601, aparecen algunos datos interesantes para nuestra reconstrucción: “obligó de hacer el cuerpo de la dha ermita de señor san Bartolomé sobre el zimiento fecho de tres tapias sobre el zimiento las quales an de ser de piedra y barro e cal con sus rafas de cintas de ladrillo con un arco de medio punto la puerta y sus esquinas de ladrillo e subido del alto de mojinetes [Armadura a dos aguas (NUERE MATAUCO, 2000: 342) sea barro y cal sea y a de ser la mitad de la tapia hacia fuera de cal y lo de adentro de barro para lo que se le dar a el pie de la obra todos materiales que se tiende de piedra…” (A.H.T., caja 1931).
En una cuenta de 1603, en el descargo, vemos que la obra de la ermita está en marcha, ya que se han pagado “cinquenta y un reales que pagó a Julio Gómez albañil y consortes contenydos en la carta de pago que mostro de facer el cimyento de la hermita del dicho santo como parece por la carta de pago / rrecivensele en quenta ochenta y ocho reales de dos myll ladrillos grandes que conpro de Antonio de Cuerva de que mostro carta de pago / recibensele en quenta trescientos y setenta y dos reales que por dos cartas de pago parece que pagó a Pedro González portugués del edeficio que hizo en la dicha ermita como costa de las cartas de pago que mostró / recibensele en quenta cinquenta y quatro reales que pagó a Pedro nyñ de hernan caballero de quatro cahices de cal que dio para la dicha obra (…) / recibensele en quenta setenta y un reales y medio que pagó (…) de cal y ladrillos para la dha obra (…) / rrecibensele en quenta zien reales en que se moderaron de tres obradas (…)” (A.H.T., caja 1931), etc.
Cuatro años después, en 1607 tiene lugar una nueva visita, en la que los visitadores generales del campo de Calatrava reconocieron “la Hermita del señor san Bartolomé desta villa a la qual está rezien hecha sin cubrir. mandamos que se alze una tapia más y se cubra de buen enmaderamiento y ahora de presente se cubra la capilla con los mraravedís que de presente tiene la dicha ermita en que ha sido alcanzado el dicho Alonso Díaz mayordomo hasta donde alcanzare el dinero e lo demás se cubra quando tuviere la hermita conque (…) menos el gasto e costas de esta visita y el costo de las puertas que están (puestas) [tachado]fechas para la dicha ermita(…) e que dentro de un año primero siguiente contéis desde oy dicho día hagáis la dicha capilla y se pongan las puertas que están fechas” (A.H.T., caja 1931).
En una cuenta de 1612 tomada al mayordomo, “se le reciben en quenta docientos reales que parece gasto en la hechura y madera y clabacion de unas puertas nuevas que fiço para la dicha hermita” (A.H.T., caja 1931). Sin embargo, no es hasta 1622 cuando se comienza la obra de la cubierta. En una cuentafechada en ese año, se recogen los materiales:“mas trecientos y diez y seis reales e tres quartillos que pagó a juan mateo de la compra de setenta e una tirantes e nueve dezenas y ocho ripias que compro para la hermita desta cofradia las tirantes a tres reales e quartillo y las ripias a nueve reales la dozena las quales tiene en ser para la dicha obra (…) / mas quarenta reales pago a Pedro Díaz de dos mil carabises para la dicha obra (…) / mas ziento e quatro reales de dos myll texas que conpro de pº serrano para la dicha obra (…). mas ziento e ochenta reales con que compró diez e ocho quartones de a diez e ocho pies en largo para hacer la dicha ermita” (A.H.T., caja 1931, “Quenta de jº Díaz pozuelo, 1622”).
En 1625 se firma el contrato para acabar la obra de la ermita, en el que Juan Dotor, tras ser nombrado mayordomo de la cofradía, concede la licencia de la obra a su hijo:
“la hermita del señor san Bartolomé que esta de la otra parte de la dehesa de los parrales termino y jurisdiccion desta villa se derrivo por estar mal tratada y esta hecho todo el cuerpo de la iglessia de mampostería o poco menos falta el cubrirla de madera y texa y los demás materiales que le cubra requiere conforme a la traça que lleva y (…) se obligavan y obligaron de que dándoles y entregándoles los maravedís tirantes ripias texa y quartones y toscas clavos y caravisses y puertas que están fechas y otras cosas y bienes que berdaderamente fueren de la dicha cofradía harán la dicha obra y cubrirán la dha hermita (…) e quanto el ynlucir la dicha hermita por de dentro y sobre lo qual a esto no se obligaron porque a de ser la obra de tosco y la darán dentro de dos años” (A.H.T., caja 1931).
En la visita del año 1721 aparece una descripción más detallada: “Visitose la expresada ermita y su fabrica que es de cal y canto con rafas de ladrillo muy buena, tiene una puerta al poniente que necesita de repararla de algunos reparos para su permanencia, y sobre la dicha puerta hay una espadaña de ladrillo y la campana que es propia de dicha ermita se halla puesta en la torre y capitel de la parroquial de esta villa por evitar el que no la maltraten, o, hurten por estar la referida ermita en el yermo y despoblado. Y el pavimento de ella es de maderas buenas con enripiados; está blanqueada de yeso y por la parte interior esta cercada de poios a la redonda tiene presbiterio con quatro gradas de enlosado de ladrillo altar lapídeo, no tiene frontaly en la testera de el esta dado de pintura en forma de frontal; tiene manteles de lienzo delgado, cruz y atril de madera y un ara que le falta un pedazo pequeño Y en el altar esta puesto sobre el la imagen de San Bartolomé de talla; Y en lugar de retablo hay dos pinturas de lienzo con marcos de madera; la una de San Bartolomé y la otra de San Marcos evangelista. Y la referida ermita, no necesita otro reparo que es el del tejado o cubierto (…)
En un recibo de 1761, un carretero de Albaladejo recibe 108 reales por “una viga gruesa al ayre de nueve varas para la Hermita de San Bartolomé sita extramuros de esta villa (A.H.T., caja 1931). Probablemente se trata de algún reparo puntual en la cubierta, cuyo estado empeorará en los años posteriores.
Así, en 1767 se desmantelará parte de la cubierta: “en noviembre de dho año [1767] desmontaron la hermita de Sr Sn Bartolomé de horden de don Francisco Carrasco cura rector de la iglesia parroquial y Pedro Arenas: seis peones a tres reales y medio” (A.H.T., caja 1931: 1773).
En 1769 se solicita licencia para librar del caudal de propios y arbitrios mil reales “para reparar otra rotura y quebrantamiento acaecido en el año próximo pasado en otra ermita titulada de San Bartolomé y San Marcos” (A.H.T.,caja 1930: 1769).
Sin embargo, el estado de la ermita es ya irremisible, por lo que en 1770 deja de utilizarse, siendo desmantelada en los años siguientes, como se desprende del descargo o data de una cuenta de 1773 donde se refleja la venta de materiales procedentes de su desmonte, algunos de los cuales irán a parar a otras ermitas de Torralba:
“veinte y un reales de vellón gastados en jornales para desmontar como le desmonto con orden y licencia del sr Prior de esta villa, parte de la nave de la hermita que se quebranto y en el día esta arruinada sin haberse podido reedificar por falta de caudales (…) / Quarenta y zinco reales y diez maravedíes que debe a dicha fabrica del señor San Antonio Abad de veinte y quatro ripias viejas, ziento sesenta y seis caravises, veinte y un clavos jemales, y dos tirantes mediados que se suplieron para la compostura de esta hermita del desmonte de la del Señor San Marcos / Yten sesenta reales de vellón que también debe a dicha hermita y fabrica la de nuestra señora de la Concepcion de quarenta y dos ripias viejas, catorce tirantes y ocho contrapuntas que de orden de los patronos se llevaron de la madera de dicho desmonte para una compostura de la dha Hermita de nuestra señora d la Concepcion (…) / otra poca madera vieja de dicho desmonte” (A.H.T.,caja 1931: 1773).
A pesar del estado de la ermita, veremos intentos posteriores para repararla, como una tasación del coste de reparar la ermita de San Bartolomé y San Marcos, quese lleva a cabo en 1772 y que nos aporta las dimensiones de la ermita:“declaro haber reconocido la ermita en que se veneran los gloriosos San Bartolome y San Marcos que esta distancia de cerca de media legua de este pueblo, y tiene de longitud veinte y seis varas, y diez de lactitud” (A.H.T., caja 1930: 1772).
Más adelante aparece el presupuesto. Este documento nos ofrece una información detallada de algunas partes de la ermita, lo cual es de gran ayuda para la reconstrucción de la misma. Por un lado sus dimensiones y, por otro, al ser la cubierta la parte más necesitada de reparos, enumera sus elementos estructurales: “San Marcos/ Tiene de longitud 26 varas [21,81 metros]de latitud 8 varas [6,71 metros]de gueco. Estrivados (maderos colocados horizontalmente sobre los tirantes, y en ellos apoyan los pares de una armadura. NUERE MATAUCO, 2000:322) y soleras veinte tirantes a precio de 8 reales cada uno y dos reales de sentarlos y labrar cada uno su importe son diez reales cada uno 200 / Quatro tirantes para el ilero[hilera] (madera colocada horizontalmente, donde rematan las cabezas de los pares (NUERE MATAUCO, 2000: 328) a el mesmo precio madera para los pares se necesita 120 tirantes para jabarcones(madero que atraviesa oblicuamente desde el extremo inferior del pendolón a los pares, formando así un triángulo. NUERE MATAUCO, 2000: 329)28 tirantes que componen 148 que a precio de 10 reales cada uno componen 1480 / Se necesitan diez vigas de aire (que solo está sostenida en sus extremos. DRAE)de 27 pies y se hallan 6 que pueden servir en la ermita y faltan 4 que a precio de 4 reales cada pie labrado y sentado de toda costa importa 432 / y se han de poner sus pastorales [par torales] (pares que se apoyan en la cabeza de la hilera. NUERE MATAUCO, 2000: 350) o limas (Maderos que forman las aristas que forman dos faldones (NUERE MATAUCO, 2000: 334) en los angulos del ochavo(Estribo con cuadrales que le dan forma. NUERE MATAUCO, 2000:347)y se pondrán de los de spojos como las péndolas (Pares de los ángulos que terminan en la lima (NUERE MATAUCO, 2000: 352) i nudillos / Clavazo de clavos jemales se necesitan 34 docenas a dos reales y medio 85 / 30 estacas a real y medio cada una 45 / Ciento cincuenta bovedillas enlucidas a precio de seis reales cada una importa 900 / (Se Necesitan) 329 varas superficiales [276 m2] que hay que enlucir y amaestrar de todo costo son 493 / Para peldaños y armas a los poyos que se han de poner con nudillos (Tacos de madera que se reciben empotrados en el muro para clavar en ellos o servir de sujeción a elementos de madera. NUERE MATAUCO, 2000: 346)a vara y media [1,26 metros] uno de otro que pasen el escalos [sic. escalón] para mayor seguridad y clavos 140 / De yeso y manifactura 120 / Cuatrocientos ladrillos para aleros 20 / Cinco caices de cal con su arena correspondiente a veinte y cinco reales el caiz 125 / 4700 tejas a 100 reales cada mil de toda costa 470 / (de manifactura) Desenvolver tejado y la armadura que se halla puesta por no poder servir y volverlo a tejar la ermita y recibir estribado que no lo puso que se necesitan 3 caices de yeso importado 500 / Puertas enrasadas con crucería de tirante entero de toda costa 440 / San Marcos esta 5490” (A.H.T.,caja 1930: 1772).
Dimensionado
A partir de todos estos datos, hemos intentado reconstruir la planta y el alzado de la ermita. Se trata de una reconstrucción hipotética, pues, por un lado no disponemos de todos los detalles y, por otro, algunos datos extraídos de la documentación son poco exactos, pues a veces son medidas dadas “a ojo” por visitadores o alarifes. Sin embargo, esta reconstrucción nos va a permitir tener una imagen aproximada de las proporciones de la ermita de San Bartolomé.
Por otro lado, teniendo en cuenta las numerosas modificaciones y reparaciones que ha sufrido la ermita a lo largo de su trayectoria, la reconstrucción se ha realizado, como se ha señalado, tomando como referencia la ermita que fue edificada a principios del siglo XVII y fue arruinada en la segunda mitad del XVIII.
Estos documentos aportan datos elocuentes sobre las dimensiones de la ermita y la cubierta. En primer lugar, la tasación de 1772, nos arroja unas dimensiones de 21,81 metros (26 varas) de largo por 6,71 metros (8 varas) de ancho, en el interior.
El documento fechado en 1600, ofrece unas dimensiones que tenemos son 22 pies de ancho (6,13 m), el cimiento de vara y media de alto (1,26 m) y 4 tapias sobre el cimiento. Si aceptamos que las tapias tienen unos 0,90 m de alto, sumado a las verdugadas de ladrillo, tenemos una altura de 3,80 m de muro mas 1,26 de cimiento. El interior de la ermita tendría 21,81 metros (26 varas) de largo por 6,71 metros (8 varas) de ancho.
La superficie dada en 1772, de “329 varas superficiales que hay que enlucir”, equivale a 276 m2, que sería la superficie de los paramentos, por lo que a partir de ella y de las dimensiones interiores del templo, podemos establecer una altura de unos 4,84 metros.
De la fábrica conocemos que los muros, de mampostería trabada con barro y cal, estaban compuestos por 4 tapias calicastradas encintadas de ladrillo, con las esquinas reforzadas de ladrillo. Tenía dos puertas, una al oeste, con arco de medio punto, sobre la que había una espadaña de ladrillo.
La cubierta consistía en una armadura a dos aguas. Aparece en la documentación una viga gruesa al aire de nueve varas (7,55 m), por lo que coincide con la anchura de la ermita. La armadura estaba formada probablemente por diez cerchas o cuchillos de péndolas con jabalcones. Según la obra de Nuere que seguimos, los cuchillos “distan de 8 [2,23 m] a 9 pies [2,5 m]”. Así, si dividimos la longitud de la nave entre el número de cerchas, el resultado se aproxima al de la distancia recomendada. Las diez cerchas apoyarían sobre 10 vigas de aire, de 27 pies cada una, es decir, una luz de 7,52 m, medida que coincide con la anterior, lo cual nos aporta mayor seguridad a la hora de establecer la anchura de la ermita. También 28 tirantes para jabalcones y 120 tirantes de madera para los pares. Con esto, podemos inferir que la armadura estaba formada por 10 cerchas o cuchillos de péndolas, con jabalcones. Además, por la mención que aparece a par torales o limas en los ángulos del ochavo, concluimos que la cabecera sería ochavada.
El pavimento interior era de madera enripiada y las paredes estaban blanqueadas de yeso. El perímetro interior estaba cercado de poyos para los fieles y el presbiterio, que estaba solado de ladrillo, tenía cuatro escalones.
Para algunas dimensiones de las que carecemos las hemos hallado a partir de las proporciones de otros templos o bien, hemos establecido medidas estándar, como para las puertas (2 m) o para el ancho de los muros (0,80 m).
BIBLIOGRAFÍA:
MALDONADO Y COCAT, Ramón José. “Arquitectura popular manchega”. Cuadernos de Estudios Manchegos, nº 13. Ciudad Real: Publicaciones del Instituto de Estudios Manchegos, 1982
MÁRQUEZ RUIZ DE LIRA, Fidenciano. “La villa de Torralba. Paisaje y sociedad (siglos XVI-XIX). Las adicciones de León José Sánchez de León a las relaciones topográficas de Felipe II”, en Historia de Torralba de Calatrava (II). Madrid: Ayuntamiento de Torralba de Calatrava, 2008
NUERE MATAUCO, Enrique. La carpintería de armar Española. Madrid: Munillalería, 2000
SÁNCHEZ DE LEÓN ÁLVAREZ, María de la Concepción. “Las antiguas cofradías y ermitas de San Bartolomé y San Sebastián de Torralba: Fiestas, ritos y costumbres”. En: Programa oficial de festejos en honor al Stmo. Cristo del Consuelo: feria y fiestas 2010. Torralba de Calatrava: Ayuntamiento, 2010


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